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Sesión 1. Club ÉBANO: “Seda” de Alessandro Baricco

En la próxima sesión del club, el lunes 17 de octubre (11 h.), comentaremos el libro de Alessandro Baricco, Seda.

Alessandro Baricco

Sigue así, quiero mirarte, yo te he mirado mucho, pero no eras para mí, ahora eres para mí, no te acerques, te lo ruego, quédate donde estás, tenemos una noche para nosotros, y yo quiero mirarte (…) no abras los ojos, todavía no, no debes tener miedo, estoy cerca de ti, ¿me sientes?, estoy aquí, te puedo rozar, esto es seda, ¿la sientes?, es la seda de mi vestido, no abras los ojos y tendrás mi piel.  

( Seda, 1996. Cap. 59)

 

Alessandro Baricco (Turín, 1958) : Inquieto y vital, entre sus pasiones están la música, los coches, el mundo de Homero, los cuentos exóticos y la enseñanza. Hace 20 años montó en su ciudad la Escuela Holden de la que también es maestro. Se consagró a nivel mundial con Seda, además de numerosos ensayos y artículos, es autor de las novelas Tierras de cristal (Premio Selezione Campiello y Prix Médicis Étranger), Océano mar (Premio Viareggio),City, Sin sangre, Esta historia, Emaús, Mr Gwyn, así como Tres veces al amanecer, al igual que la reescritura de Homero, Ilíada, el monólogo teatral Novecento, los ensayos deNext. Sobre la globalización y el mundo que viene y Los bárbaros. Ensayo sobre la mutación.

Seda: Cuando presentó la edición italiana, Alessandro Baricco la presentó con estas palabras: Ésta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Ésta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe. Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que no tienen un nombre exacto que los designe. Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. No hay mucho más que añadir. Quizá lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay. Quizá en otra ocasión.

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