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Sesión 11. Club Ébano: “La trilogía de Nueva York” de Paul Auster

El lunes 20 de abril (11 h.), en la siguiente sesión del club, analizaremos la novela de Paul Auster, La trilogía de Nueva York.

Paul AusterPaul Auster (Nueva Jersey, USA – 1947), gran lector desde niño, estudió en la Universidad de Columbia. Tras un breve período como marino en un petrolero, vivió tres años en Francia, donde trabajó como traductor, “negro” literario y cuidador de una finca.

Desde 1974 reside en Nueva York y desde 1976 escribe las siguientes obras, todas ellas publicadas por Anagrama: La trilogía de Nueva York (Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada),1985-6; El país de las últimas cosas, 1987; El Palacio de la Luna, 1989; La música del azar, 1990; Leviatán, 1992; Mr. Vértigo, 1994; Tombuctu, 1999; El libro de las ilusiones, 2002; La noche del oráculo, 2004; Un hombre en la oscuridad, 2008; Sunset Park, 2010.

También es autor de guiones cinematográficos, relatos, poesía… El Palacio de la Luna, publicada en esta colección, le valió la consagración internacional. Así, en la revista Lire, fue elegido como el mejor libro editado en Francia en 1990. La crítica española  también lo recibió de forma entusiasta.

En 2006, le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

La trilogía de Nueva York es una antología de novelas policíacas, publicadas entre 1985 y 1987, y conformada por tres relatos: Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada

A Daniel Quinn, escritor de literatura policiaca, un equivocado interlocutor telefónico lo toma por un detective y le encarga un caso. Así comienza Ciudad de cristal, primera de las tres novelas que conforman La trilogía de Nueva York. Quinn, lejos de deshacer el malentendido, se mete en el papel y se ve envuelto en una historia repleta de enigmas, complicadas relaciones paternofiliales, locura y delirio. En Fantasmas, segunda de las piezas, un detective privado y el hombre al que tiene que vigilar juegan al escondite en un claustrofóbico universo urbano. Por último, en La habitación cerrada el protagonista se ve confrontado a los recuerdos de un amigo de la infancia cuando la mujer de éste le escribe una carta explicándole que su marido ha desaparecido misteriosamente.

En La trilogía de Nueva York el escritor maneja, manipula y reinventa el género policiaco, del que hace una relectura posmoderna con tintes metafísicos. La trama detectivesca sirve para plantear al lector un fascinante juego de espejos, símbolos, guiños y sorpresas.