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Sesión 11. Club MUCHALETRA: “El gran Gatsby” de F. Scott Fitzgerald

En la próxima sesión que tendrá lugar el 15 de abril (19:15 h.), comentaremos el libro de F. Scott Fitzgerald: El gran Gatsby.

Francis Scott Fitzgerald (Minnesota, USA, 1896 – Hollywood, California, 1940) fue un novelista estadounidense de la época del jazz. Creció en una familia católica irlandesa. Estudió en la Universidad de Princentown, sin llegar a graduarse, y luego se alistó en el ejército para participar en la Primera Guerra Mundial. Su obra es el reflejo de los problemas de la juventud de su país en los años que siguieron a esta guerra, de ahí que sus novelas expresen el desencanto de los privilegiados jóvenes de su generación que arrastraban su lasitud entre el jazz y la ginebra.
Con su novela inicial, A este lado del paraíso (1920), obtuvo gran popularidad lo que le permitió ir publicando sus cuentos en revistas de prestigio como The Saturday Evening Post y convertirse en una de las figuras más representativas del “sueño americano” de la década de 1920. Se trasladó a Francia junto con su mujer, Zelda Sayre, personaje fundamental para Fitzgerarld tanto en la felicidad como en la desdicha, ya que fue su inspiración y compañía en el decenio de gloria que les tocó vivir y el centro de sus preocupaciones a partir de 1930, cuando él se hundió en el alcohol y ella en la demencia.  En Francia acabó de escribir la que se considera su obra maestra, El gran Gastby (1925), la historia del éxito y posterior decadencia de un traficante de alcohol durante la ley seca que se fabrica una identidad aristocrática y, a partir de ella, vive como un fantasma en una mansión consagrando todas sus fuerzas y dinero a conseguir a la mujer que ama, Daisy. Fitzgerald describió en sus páginas un arquetipo que estaba surgiendo por entonces en Estados Unidos: el individuo de clase baja y de escasa moral, que para triunfar utiliza cualquier medio a su alcance. Escribió aún otras dos grandes novelas, Suave es la noche (1934), que él consideraba la culminación de su obra, y la póstuma e inconclusa El último magnate (1941), donde cuenta los aspectos más miserables del mundillo de Hollywood, que tan bien conocía, ya que en los años de ruina que precedieron a su muerte trabajó como guionista anónimo para la industria del cine.

F. Scott Fitzgerald pertenece a un grupo de escritores llamado por Gertrude Stein la Generación Perdida: narradores norteamericanos nacidos a finales del siglo XIX que vivieron muy de cerca la Primera Guerra Mundial, su fin y la posterior desesperanza ante la destrucción masiva del hombre por el hombre. Otro rasgo que comparte el grupo, en el que se incluyen Fitzgerald, Hemingway, Faulkner, Dos Passos, Steinbeck… es haber vivido en ciudades de Europa tras la guerra. Estos escritores tendrían importancia capital, junto a los grandes renovadores de la narrativa europea del siglo XX (Kafka, Joyce, Proust, Huxley, Virginia Woolf…), en la gestación de la nueva novela latinoamericana, que inicia sus creaciones a finales de la década de 1950.

El Gran Gatsby (The Great Gatsby, en su título original en inglés) es una novela publicada en 1925 y descrita como el reflejo de la era del jazz en la literatura estadounidense. Está considerada como una de las obras más emblemáticas de la generación perdida. La historia se desarrolla en Nueva York y Long Island en los años 20 del siglo XX.  El público no acogió bien la novela de Fitzgerald cuando se publicó y se vendieron menos de 24.000 ejemplares hasta la muerte del autor. Durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial cayó en el olvido. En los años 50 se reeditó y encontró rápidamente un amplio círculo de lectores. Durante las décadas siguientes se convirtió en un texto estándar en institutos y universidades en todo el mundo. En algunas referencias es citada como una de las novelas más importantes de la literatura norteamericana del siglo XX.

El protagonista se hace llamar Jay Gatsby y persigue un solo sueño en la vida: recuperar al amor de su juventud, Daisy, de quien se separó años atrás por ser un pobretón que nada podía ofrecerle a una muchacha acostumbrada a vivir en la opulencia. Pese a ello, Gatsby no se resignó y consiguió hacerse rico, participando en negocios turbios. Cuando se reencuentra con su amada y parece que al fin va a conseguir su anhelo, la vida se encarga de destruir sus ilusiones. La novela está narrada por Nick Carraway, primo de Daisy y, como ella y Gatsby, proveniente del Medio Oeste norteamericano y  emigrado al Este en busca de una vida mucho más estimulante que la ofrecida por su tierra natal. Poco a poco, Nick se irá involucrando con la esquiva historia de Gatsby, que tanto él como el lector conocerán a retazos, en desorden, de forma parcial, pero con todas las claves para entenderla.

La crítica social de El gran Gatsby es severa: el individuo soñador, persistente que cambia incluso de nombre, que se crea una nueva identidad para abandonar su condición marginal y formar parte del grupo; así accederá a su acariciado deseo, pero es aplastado por una sociedad que, tras su boato, esconde su falta de seriedad, de compromiso y su incapacidad de sentir algo más que sus mezquinos intereses.
Tiene razón Vargas Llosa al relacionar a Jay Gatsby con don Quijote y Madame Bovary. Los tres pelean batallas de antemano perdidas que, sin embargo, los dignifican como seres humanos, al no resignarse a admitir sólo lo que la realidad les ofrece; a tener el atrevimiento de mirar más alto, de darle al mundo, gracias a su enfebrecida imaginación, algo que antes no tenía, aún cuando terminen apaleados o muertos. Por ello, esta novela reafirma la fantasía romántica de la ambición y el heroísmo personales de una vida dirigida o condenada a la consecución de un ideal.

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