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Sesión 10. Club ARTEMISA: “Todo lo que era sólido” de Antonio Muñoz Molina

Todo lo que era sólidoEn la próxima sesión que tendrá lugar el lunes 31 de marzo (11 h.), comentaremos el libro del escritor Antonio Muñoz Molina, Todo lo que era sólido.

Antonio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956). Escritor y académico de número de la Real Academia Española desde 1996, donde ocupa el sillón “u”. Sus primeros trabajos como articulista vieron la luz en el Diario de Granada, donde inició su carrera literaria; aquellos artículos fueron recogidos en El Robinson urbano (1984).. En 1986 publicó  su primera novela Beatus ille. Tras ella, se suceden los títulos, entre los que destacan El invierno en LisboaBeltenebrosEl jinete polacoArdor guerreroPlenilunioSefarad o la última de sus novelas La noche de los tiempos.

Es autor también de varios libros de relatos como Las otras vidas o Nada del otro mundo; de los diarios Ventanas de Manhattan Días de diario y de numerosas colaboraciones en prensa.

Como ensayista, género al que pertenece la obra que trataremos, encontramos obras dedicadas a la literatura como La verdad de la ficción o Pura alegría; al cine; al arte, como El atrevimiento de mirar; a la historia, La Córdoba de los Omeyas… a la actualidad, como este Todo lo que era sólido, recientemente publicado y que vamos a leer.

Antonio Muñoz Molina ha recibido numerosos premios y reconocimientos; reciente es  el Príncipe de Asturias de las Letras 2013. Destacan también el Nacional de Narrativa en dos ocasiones, el de la Crítica, el Planeta y, en el campo del periodismo, el Mariano de Cavia y el González Ruano. Más allá de nuestras fronteras se ha hecho con el premio Fémina, el Mediterranée Étranger o el Jerusalén. Es también doctor Honoris Causa por la Vilanova University de Pennsylvania, por la Universidad de Jaén y por la Brandeis University de Massachusetts.

Está casado con la también escritora Elvira Lindo y vive a caballo entre Madrid y Nueva York, donde dirigió el Instituto Cervantes.

Todo lo que era sólido es una obra a medio camino entre el ensayo y la crónica que habla de nuestro país. Tiene de crónica el nacer al calor de los acontecimientos que han puesto en cuestión la solidez de la realidad política y social española, y de ensayo, la reflexión del autor en torno a su propia ceguera, la denuncia contra la falta de músculo de la libertad de expresión y de pensamiento en todos sus matices. Un libro que denuncia y  que invita a pensar en cada una de sus páginas.

Muñoz Molina nos entrega la obra de un escritor sobresaltado que, de pronto,  al detenerse y mirar en derredor se da cuenta de la profundidad de los cambios que se van sucediendo desde que llegó la tan nombrada crisis: de cómo nos hemos empobrecido a todos los niveles. Y es que, como dice en algún momento “Nada es tan sólido que no pueda desvanecerse mañana mismo en el aire. Nada es tan inverosímil que no pueda suceder”.

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1 comentario

  1. Charo Antón

    “Todo lo que era sólido”,2013. A. Muñoz Molina (Úbeda, 1956.
    Libro muy bien escrito, con apasionamiento y vivacidad, con toques de humor irónico o burlón y que defiende a ultranza la democracia, la libertad de expresión, la honestidad y la tolerancia.
    Para ello da un buen repaso a la historia de España más reciente, pone en solfa a los políticos y gobernantes de todas las tendencias, a la prensa que se vende y a nosotros, los ciudadanos que nos conformamos con todo.
    El autor, por su propia trayectoria vital (Úbeda, Granada, Nueva York, Virginia, Ámsterdam) y como artista sensible que mantiene los ojos bien abiertos, ha podido observar de bastante cerca la corrupción y los tejemanejes del engranaje político, institucional, económico y social. Como trabajador en el Ayuntamiento de Granada o en el Instituto Cervantes en N. York, como ciudadano atento a los acontecimientos, inquieto , como todos nosotros, por lo que aún pueda pasar, nos insta a que no olvidemos(pág. 203) la transformación vertiginosa de España en los últimos años.
    Porque todo puede cambiar de la noche a la mañana. Porque todo cambia, porque “nada es tan sólido que no pueda desvanecerse”(pág. 233). Y pone como ejemplo el mundo rural que nuestra generación, y me incluyo, conoció, ahora “todo perdido”(pág. 201).
    Desenmascara la vana y costosa exhibición política de nuestros representantes en lo que él llama “simulacros”, y relata varios casos en los que fue testigo presencial, tanto en dentro del país como fuera.
    Sus geniales comparaciones de nuestro presente con Sancho Panza gobernador de la isla Barataria ( pág. 100-1001) o con el cuento del rey que no llevaba ropa o con situaciones del pasado como el oro de las Indias y los préstamos de los banqueros de Flandes a los Austrias (pág. 206) me parecen un hallazgo muy esclarecedor y que nos deberían hacer reflexionar.

    Podemos ver algunas líneas argumentales principales a lo largo de las apretadas doscientas cincuenta y tantas páginas:
    1.- El delirio frente a la realidad (pág. 230, 231,253, etc.). O los hechos frente a la palabrería (pág. 233).”Vivimos en este mundo no en otro”. y nos vuelve a hacer una comparación muy expresiva, el retablo de las maravillas(pág. 231)
    2.-Todo cambia: “No sabemos lo que puede suceder mañana” (pág. 228, 248, 249, etc.). No olvidemos la transformación vertiginosa de España en los últimos años del siglo pasado y cómo se ha perdido el mundo rural (págs.201, 203, 208)
    3.- Abajo los integrismos y los fanatismos. Fijémonos en lo que nos une en vez de en lo que nos separa (pág.230 y otras)
    4.- Aboga por una actividad política transparente, honesta y sujeta a las leyes y la crítica (pág.232). Estamos en el país de” los simulacros y espejismos”, de la exhibición política (págs. 52-53)”Ha terminado el simulacro”(pág. 252). La pág. 97 es sumamente dura y fuerte pues habla de la “estafa política” , de las elecciones y de la ETA sin ambages.
    5.- La información rigurosa y en libertad. La prensa juega un papel clave (págs. 102, 105, 106, 117, 120, 128, 199, 232, etc.). “Sin periodismo serio no hay democracia” (pág. 1799, llega a afirmar. Libertad de prensa y libertad de expresión contra la censura y el anatema (págs.199-200).
    6.- La vigilancia y la responsabilidad del ciudadano (pág.233 y otras) que no debe dar nada por sentado, nada por supuesto. Nos alerta sobre los poderes financieros, el despotismo político y el capitalismo salvaje que dominan cada vez más el planeta con una economía globalizada (pág.248)
    7.- La obligación de estar en el presente sin necesidad de arrasar el pasado porque hay “cosas que están hechas para durar”. Se refiere a nuestro patrimonio artístico y cultural. Teniendo en cuenta que “la ciudad no es un parque temático ni un museo para turistas” (pág. 248) declarándose en contra de esa “autenticidad ficticia” que encontramos tantas veces.

    8.- Entre las propuestas para salir de la crisis hay algo que, no por sabido, es menos importante: debemos renunciar a lo superfluo para conservar lo absolutamente necesario. E insiste en que no son tantas cosas: Sanidad, Educación, Justicia y Pensiones.
    9.- Para ello necesitamos políticos que estén a la altura de las circunstancias ( pág. 245). Pero también una ciudadanía responsable y adulta (págs. 86,92 y siguientes, 250 y siguientes) que lleve a cabo una “serena rebelión cívica” (245). Que hay aprender de los errores (pág. 244). Pero no obviar lo que se ha hecho bien (252).
    10.- La defensa a ultranza de lo público frente a lo privado, única fuente de justicia social.
    11.- La injerencia de la Iglesia en el Estado es seriamente criticada. Nos habla de privilegios y supersticiones, (pág. 70y siguientes), de “el carnaval de la iglesia”, de la “tradición integrista española”…y cita a Borges, a mi entender, muy acertadamente. Da un buen repaso a los políticos de la “izquierda oficial”, por haber traicionado sus ideas iniciales para contemporizar con la Iglesia.
    12.- Critica el incivismo, la mala educación, la desconsideración hacia los demás y el hacer mal por hacer mal de muchos españoles (243-244), que se ha dado sobre todo en épocas de bonanza económica.
    13.- Contra la idea de pueblo, chauvinista y cegata a que estamos dados con bastante frecuencia, aboga por una cultura real: “Una cultura personal se adquiere con mucho tesón y con mucho esfuerzo a lo largo de la vida, etc.” Y no nos viene dada tan solo por haber nacido en un determinado lugar (pág. 73).
    14.- Respecto al tema nacionalista leemos “quincalla nacionalista” en pág. 74, “superstición nacionalista”, ” coraje patriótico” mezcla de victimismo y narcisismo (pág. 86),etc. Y asimila estas creencias a las religiosas: “El creyente no puede concebir que alguien en su sano juicio no lo sea” (págs. 79 a 81). La frase donde ridiculiza la pureza de sangre no tiene desperdicio. Y por si fuera poco nos acaba de convencer con otra cita de

    Borges: “Olvidadizo de que ya lo era, quise ser argentino”.
    15.- No olvida la defensa del entorno natural contra el feísmo, el ecologismo, la escasez de agua y los campos de golf…
    16.- “La democracia tiene que ser enseñada”, contra “la brutalidad política y el oscurantismo religioso” (pág. 102).
    Y podríamos seguir. Porque Muñoz Molina toca infinidad de temas, aunque todos se articulan en torno a su defensa de la democracia y de la justicia, por lo que es un libro que recomendamos a todo el mundo.

    Por último no podemos dejar de referirnos a sus valores literarios porque en ningún momento olvidamos la claridad, la capacidad de síntesis, sus frases lapidarias (“Sin periodismo serio no hay democracia”), el apasionamiento con que está escrito, pero quiero hacer especial hincapié en el humor inteligente, a veces amargo o sarcástico, como no podía ser menos dado el tema, pero que puede llegar a hacernos soltar la carcajada.
    Ejemplos: el silbo canario o las razas de gallinas o de burros (pág. 87), “la legitimidad que dispensan los precedentes medievales o paleolíticos”, la distinción entre “pueblo” y “ciudadano” en las págs. 92 a 94, lo que es considerado “natural” en la pág. 103, cuando habla de la aparición de un género literario nuevo con la redacción de los estatutos de autonomía (pág. 89), las referencias literarias como Sancho en la isla Barataria, etc.
    Para acabar no puedo dejar de mencionar sus evocadoras y sugestivas descripciones, como la oficina de Manhattan (pág. 22), las calles de Ámsterdam, de algunos magnates y poderosos (véase el constructor valenciano o el chileno de Merrill, págs. 18 y 22), de Rodrigo Rato en Nueva York (pág. 28), de Rodríguez Zapatero (pág. 30), la visita a la Moncloa (págs. 30-31), etc.

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