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Sesión 11. Club Ébano: “El hereje” de Miguel Delibes

El próximo 8 de abril (11,30 h.), en la siguiente sesión del club, comentaremos la apasionante  novela de Miguel Delibes: El hereje.

Miguel Delibes Setién (Valladolid, 1920 – Valladolid, 2010). Novelista español y miembro de la Real Academia Española desde 1975 hasta su muerte, ocupando el sillón “e”. Doctor en Derecho y catedrático de Historia del Comercio, comenzó su carrera como columnista y posterior periodista de El Norte de Castilla, periódico que llegó a dirigir para, más tarde y de forma gradual, dedicarse enteramente a la novela.

Su labor como novelista se inicia dentro de una concepción tradicional con La sombra del ciprés es alargada, que obtiene el Premio Nadal en 1948. Publica posteriormente Aún es de día (1949), El camino (1950) y Mi idolatrado hijo Sisí (1953). Gran conocedor de la fauna y flora de su entorno geográfico, apasionado de la caza y del mundo rural, supo plasmar en sus obras todo lo relativo a Castilla y a la caza que reflejaría en su novela: Diario de un cazador (1955) por la que le concederían el Premio Nacional de Narrativa. Esta novela vería su continuación en  Diario de un emigrante (1958). Sus siguientes novelas fueron: La hoja roja (1959) de contenido existencialista,   Las ratas (1962) y en 1966 publica Cinco horas con Mario, considerada como una de sus obras maestras y con la que el autor se adentra en los caminos de la nueva narrativa española; continúa en esta dirección con Parábola del náufrago (1969) y en 1975 con Las guerras de nuestros antepasados. Los santos inocentes ve la luz en 1981 (y es posteriormente llevada al cine por Mario Camus); más adelante publica Señora de rojo sobre fondo gris (1991) y Coto de caza (1992), entre otras. En 1998 publica El hereje, una de sus obras más importantes de los últimos tiempos y por la que, de nuevo, le conceden el Premio Nacional de Narrativa. Fue su última novela. Delibes es también autor de los cuentos de La mortaja (1970), de la novela corta El tesoro (1985) y de textos autobiográficos como Un año de mi vida (1972).

Su producción revela una clara fidelidad a su entorno (Valladolid) y al campo castellano, y entraña la observación directa de tipos y situaciones desde la óptica de un católico liberal. La visión crítica, que aumenta progresivamente a medida que avanza su carrera, alude sobre todo a los excesos y violencias de la vida urbana. Entre los motivos de su obra destaca la perspectiva irónica frente a la pequeña burguesía, la denuncia de las injusticias sociales, la rememoración de la infancia (por ejemplo en El príncipe destronado, de 1973) y la representación de los hábitos y el habla propia del mundo rural, muchos de cuyos términos y expresiones recupera para la literatura.

En conclusión, se trata por tanto de una de las grandísimas figuras de la literatura española posterior a la Guerra Civil y uno de los principales referentes de la literatura en lengua española. Obtuvo a lo largo de su carrera las más destacadas distinciones del ámbito literario: el Premio Nadal (1948), el Premio de la Crítica (1953), el Príncipe de Asturias (1982), el Premio Nacional de las Letras Españolas (1991), el Premio Miguel de Cervantes (1993) y la Medalla de Oro de Castilla y León (2009), entre otros.

El hereje: dedicada a “Valladolid, mi ciudad”, en palabras del propio autor, es la más “ambiciosa y compleja” de cuantas ha escrito.

El mismo año en que Lutero provoca el cisma de la Iglesia Romana, 1517, nace en Valladolid Cipriano Salcedo, hijo de un comerciante en lanas y comerciante-fabricante de ropas él mismo, que por razones más sentimentales y afectivas que de conciencia, se adhiere a la secta protestante fundada y dirigida en Valladolid por el Doctor Cazalla. La Inquisición corta de raíz este cisma, y condena a la hoguera a sus seguidores, entre ellos a Cipriano Salcedo. La peripecia humana y espiritual de este hombre honesto sirve a Delibes para trazar una recreación magistral del Valladolid de la época de Carlos I, de sus gentes y costumbres, de la agitación política y religiosa del momento y, sobre todo, de la lucha del ser humano por alcanzar la verdad y por defender a toda costa su libertad de conciencia.   En tiempos de convulsiones políticas y religiosas, esa coincidencia de fechas marcaría fatalmente el destino del protagonista. Huérfano desde su nacimiento y falto del amor del padre, Cipriano contó, sin embargo, con el afecto de su nodriza Minervina, una relación que le sería arrebatada y que le perseguiría el resto de su vida. Convertido en próspero comerciante, se pone en contacto con las corrientes protestantes que, de manera clandestina, empezaban a introducirse en la Península. Pero la difusión de ese movimiento fue progresivamente censurada por el Santo Oficio.

El hereje es ante todo una indagación en las relaciones humanas en toda su complejidad; un canto apasionado a la tolerancia y la libertad de conciencia. Es también la historia de unos hombres y mujeres de carne y hueso en lucha consigo mismos y con el mundo que les tocó vivir; una novela inolvidable sobre las pasiones humanas y los resortes que las mueven.

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2 comentarios

  1. Angelina

    PALACIO BUEN AMIGO
    ( ANTONIO MACHADO)

    Palacio, buen amigo,
    ¿está la primavera
    vistiendo ya las ramas de los chopos
    del río y los caminos? En la estepa
    del alto Duero, Primavera tarda,
    ¡pero es tan bella y dulce cuando llega!…

    ¿Tienen los viejos olmos
    algunas hojas nuevas?

    Aún las acacias estarán desnudas
    y nevados los montes de las sierras.

    ¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
    allá, en el cielo de Aragón, tan bella!

    ¿Hay zarzas florecidas
    entré las grises peñas,
    y blancas margaritas
    entre la fina hierba?

    Por esos campanarios
    ya habrán ido llegando las cigüeñas.

    Habrá trigales verdes,
    y mulas pardas en las sementeras,
    y labriegos que siembran los tardíos
    con las lluvias de abril. Ya las abejas
    libarán del tomillo y el romero.

    ¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?

    Furtivos cazadores, los reclamos
    de la perdiz bajo las capas luengas,
    no faltarán. Palacio, buen amigo,

    ¿tienen ya ruiseñores las riberas?

    Con los primeros lirios
    y las primeras rosas de las huertas,
    en una tarde azul, sube al Espino,
    al alto Espino donde está su tierra…

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