En la próxima sesión del club que tendrá lugar el lunes 11 de mayo (11 h.), analizaremos el libro de Natalia Ginzburg, Querido Miguel.
Natalia Ginzburg (Palermo, 1916 – Roma, 1991) es una de las voces más singulares de la literatura italiana del siglo XX. Publicó en 1934 su primera narración, a la que siguieron obras teatrales, ensayos: Las pequeñas virtudes (1962), Mai devi domandarmi (1970), Serena cruz o la verdadera justicia (2010). Novelas: El camino que va a la ciudad (1942), È stato cosí (1947), Nuestros ayeres (1952), Valentino (1957), Las palabras de la noche (1961), Léxico familiar (1963), Querido Miguel (1973) y Vita imaginaria (1974). Así como la biografía de Antón Chéjov ( 2006).
Querido Miguel presenta un intercambio epistolar entre los miembros de una familia que asiste, con pocos meses de intervalo, a la muerte del padre y del único hijo varón: Miguel. Ambos sucesos abren y cierran la que finalmente será una crónica del desasosiego de un reducido universo femenino (el de la madre y las hermanas de Miguel) en torno al cual gravitan, desconsolados también, a la deriva, amigos, amantes y otros familiares.
La novela comienza con la intervención del narrador, cuando describe a Adriana, la madre, levantada en un día de invierno, el de su cumpleaños, y que se dispone a escribir a su hijo Miguel. En esa primera carta se encuentran todas las coordenadas por las que atravesará la novela: la separación de los padres, el mundo de la homosexualidad y del terrorismo, la monotonía del matrimonio de la hermana Angélica, la nostalgia de la madre por un amor de juventud al que no acaba de renunciar, la posibilidad de que Miguel sea el padre de un niño de una mujer soltera…
Las desgracias y los errores de unos y de otros, compondrán un solo cuerpo, un sólo retrato: el del ser humano aislado, incapaz de recibir consuelo de otros seres que a su vez lo demandan.
Tomado de la reseña de Pedro Corral publicada en el ABC
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