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Sesión 11. Club MACONDO: “El arte de amargarse la vida” de Paul Watzlawick

En la próxima sesión del club, el lunes 25 de abril (19 h.), comentaremos el libro de Paul Watzlawick, El arte de amargarse la vida.

Paul WatzlawickPaul Watzlawick (1921-2007) Se formó en psicoterapia en el Instituto C.G. Jung de Zúrich, en Venecia y también San Salvador. Fue profesor de psicología en la Universidad de Stanford. En 1960 se asentó en Palo Alto, California, y continuó sus investigaciones en el Mental Research Institute, donde desarrolló la teoría de la comunicación que lo hizo famoso.  Estableció cinco axiomas para explicar su teoría de la comunicación entre las personas. Entre ellas incluyó la afirmación de que es imposible no comunicarse, porque todo comportamiento es una forma de comunicación, y que la comunicación involucra mucha más información que la que contiene la palabra expresada.  Escribió 18 libros, traducidos a 85 idiomas, y unos 150 artículos que fueron incluidos en libros. Su obra más famosa es El arte de amargarse la vida, una parodia de los libros de autoayuda, con consejos para personas que siempre quisieron sentirse miserables pero nunca pudieron lograrlo totalmente. El autor dio allí recomendaciones sobre cómo convertir la vida propia y la de los demás en un infierno, cómo sublimar el pasado y el autocumplimiento de las profecías. Su bibliografía también incluye, entre otros, Cambio, escrito junto a John Weakland y Richard Fisch, ¿Es real la realidad?El lenguaje del cambioTeoría de la comunicación humana, junto a Janet Beavin y Don Jackson;El arte del cambio, junto a Giorgio Nardone; y La construcción del universo, escrito con Marcelo R. Ceberio. No fue sólo uno de los más grandes científicos de la comunicación en Estados Unidos sino también un psicólogo reconocido en todo el mundo.

El arte de amargarse la vida  este libro se puede leer medio en serio y medio en broma. Y es posible que el lector encuentre en él algo de sí mismo, es decir, su propia manera de convertir lo cotidiano en insoportable y lo trivial en desmesurado. Como dice el autor, “llevar una vida amargada puede hacerlo cualquiera, pero amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende: no basta con tener alguna experiencia personal con un par de contratiempos”

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